Desde la Fundación Parentes queremos destacar la importancia que tiene la figura del Tutor en la educación personalizada, clave en muchos colegios de la Red Educativa Internacional.

Para ello, hoy viajamos a Ecuador; en particular al colegio Los Pinos, situado en la ciudad de Quito, como ejemplo de buena praxis educativa.

En los Pinos se promueve la educación personalizada, como medio para ayudar a sus alumnas a conquistar las más altas metas tanto en el plano académico, como en el personal. “Sabemos que toda alumna es diferente y, en consecuencia, merece una atención constante, un trato individual y un seguimiento adecuado, respetando siempre su libertad”

Nos cuentan desde la dirección de Los Pinos que este acompañamiento a sus alumnas no se puede hacer de otra forma si no es a través de la tutoría. La tutora, en este caso, ejerce una atención unipersonal para el desarrollo integral de la estudiante, pues se involucra no solo en el estado de las diversas materias que cursa la alumna, sino también en su evolución y madurez personal. Esta labor es imprescindible a la hora de inculcar en cada chica la ilusión por construir cuanto antes un sólido proyecto de vida.

Además la tutora trabaja con padres y profesores. En definitiva, el papel de la tutora es ayudar a la alumna a conocerse, a hacer un buen uso de la libertad actuando con responsabilidad. Todo ello en un ambiente de confianza y sinceridad, con cariño y exigencia, buscando formar, como persigue la misión del colegio Los Pinos “una mujer coherente con sus convicciones que busca cambiar el mundo”.

El logro de la tutoría personal supone fundamentar el proceso educativo en la singularidad de la persona, considerándola única e irrepetible, capaz de decidir y actuar con autonomía y responsabilidad, en una actitud de servicio y sentido de trascendencia.